Estaba oscuro, la brillante luna se alzaba majestuosamente sobre el manto estrellado. Mis pies dolían en esa tierra árida, la medianoche en el desierto era realmente hermosa. Pero no podía detenerme, debía seguir caminando. Después de un rato, la luna se había ido, dejando sumido a todo en una horrible oscuridad.
Había estado 3 días caminando, sin comida ni agua, pero valía la pena seguir. Debía encontrar mi tan anhelado tesoro. El viento traía consigo una voz tentadora que llenaba mis oídos de palabras de desaliento, cosa que aumentaba mi cansancio, pero me daba fuerzas para seguir.
El alba se acercaba, pero mi deseo de no detenerme seguía intacto. Había estado buscando la ubicación de mi tesoro durante muchos años. Era algo que toda persona necesitaba para vivir el día a día. El recuerdo de esa luminosidad acercándose a mi ventana calaba hasta el punto mas profundo de mi memoria. El dolor que sentí cuando esa pequeñez extrajo lo que hacía posible mi vivir. Mi sonrisa.
Era tan solo un pequeño niño de 12 años cuando "Footsteps", el hada ladrona me la quitó. Cuando cumplí los 20 me llegó información sobre el paradero de mi sonrisa, estuve a punto de conseguirla pero Footsteps se la llevó consigo otra vez.
En uno de mis viajes para encontrarla nuevamente, conocí a Alex. Ella también había sido victima de esta hada y andaba en busca de su sentir. Me acomplejaba el hecho de que durante todo nuestro viaje juntos me había ido enamorando cada día mas de ella, pero ella no podía sentir, no era ni siquiera una duda, ella no sentía lo mismo que yo.
Era primera vez que me enamoraba realmente de alguien, con todo lo que eso conlleva. Mi cabeza estaba totalmente centrada en ella, cada mañana me despertaba antes de amanecer solo para ver como los primeros rayos del sol iluminaban su mágico rostro. Mi estómago explotaba con solo escuchar su voz, me sentía totalmente atontado a su lado, lo único que quería era que cada minuto con ella pasara lo mas lento posible. Pero nada de eso importaba, ella simplemente no sentía lo mismo que yo y por mas que diera mi vida porque eso pasara, simplemente nunca sería así.
Durante los años siguientes, mi mente vagó sobre el paradero de mi sonrisa y el sentir de Alex. Ahora tenía 25 años y muchos me dijeron que estaba completamente desquiciado, ya que buscaba algo "sin consistencia". Pero en una oportunidad, un anciano se acercó a nosotros y nos dio información acerca de Footsteps. En el Sahara.
El peso del cuerpo de Alex pesaba en mi espalda, su respiración era profunda y sus ojos estaban fuertemente cerrados.
Un rayo de luz iluminó su rostro, me sobresalté, era el hada ladrona.
-Nunca tendrás los que buscas - dijo.
Y con esas palabras, una sonrisa y los sentimientos fueron destruidos. Las dos cosas que hacían a una persona vivir, se habían evaporado. Grité con todas mis fuerzas, tanto que desperté a Alex de su profundo sueño. Ella al darse cuenta de lo que acaba de pasar comenzó a llorar, yo no estaba dispuesto a verla así y no hacer nada al respecto, tenía claro que la amaba y haría lo imposible por siempre verla feliz. La abracé con tanta fuerza y no la solté, los dos estábamos destruidos al ver todo por lo que habíamos luchado destruido. Nos quedamos dormidos ahí, en el desierto, abrazándonos el uno al otro.
Cuando despertamos miré a Alex fijamente a los ojos y antes de poder decir nada ella me interrumpió. Al escucharla mi cara se sintió extraña y cuando me dí cuenta, estaba sonriendo. Mi sonrisa había vuelto por fin después de escucharla a ella decir lo que yo tanto anhelaba. Te amo. Mi sonrisa ya no se separaba de mi, la mujer a la que amaba tenía de nuevo su sentir y yo era el responsable de eso, y solo me bastaba escuchar eso para que mi sonrisa volviera.
Solo necesitaba una razón por la cuál sonreír.
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