Van cayendo de a poco gotas de tan exquisito veneno, ese preciado veneno para algunos, para mi un líquido repugnante pero vital, algo que sirve para todos vivir. No debería porque estar bebiéndolo, ni siquiera me gusta, de hecho me repugna, me dan nauseas con solo olerla. La conozco perfectamente, su color, su olor, su textura, que salga siempre duele, verla cayendo lentamente por mi brazo. Una pequeña pero profunda linea yace en mi muñeca, no debería porque hacerlo, supongo que es solo inseguridad, desconfianza tal vez. De a poco más lineas aparecen en mi frágil muñeca, la sangre comienza a surgir, no para de salir. Comienzo a sentirme mareada, nuevamente no tengo con que limpiarme, así que comienzo a beber, lo cuál me causa aún más nauseas y comienzo a sentirme aún más mareada. Esa pequeña cuchilla oxidad por el tiempo, ya conoce muy bien mi muñeca, la ha visitado muchas veces.
Quedo con unas diez delgadas y delicadas lineas en mi muñeca, como las anteriores, estas se transformaran en costras y luego en cicatrices, pero lo que más duele, es sabes que la cicatriz dentro de ti, nunca desaparecerá.-
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